13 nov 2009

Sociedades secretas dentro de sociedades secretas dentro de...

Cuando uno lee “El péndulo de Foucault” de Humberto Eco, las supuestas obras de Dan Brown extraordinariamente similares en argumento, personajes y estilo a las que años atrás escribiera Lewis Perdue o cuando uno se sumerge en el laberíntico y fascinante universo de Jorge Luís Borges se da cuenta de que esos tres célebres escritores, en su búsqueda de la verdad que la historia oficial esconde encontraron algo que les atrajo con un magnetismo tan poderoso que se convirtió en una obsesión. Ese algo es el mundo de las sociedades secretas, de los herejes escondidos o infiltrados en la Iglesia Católica.
No es extraño que Humberto Eco, un profesor universitario de semiótica, ciencia que estudia los signos, se interesara por esas intrincadas sociedades secretas dado que el lenguaje en el que se comunicaban, como bien revelan estos autores era y es uno de símbolos, de pistas verdaderas y falsas escondidas tras gestos inocentes como los que usan los masones para reconocerse y quizás de signos dados a entender en obras de arte, o grabados en lugares escondidos a los ojos del gran público. Tampoco es raro que Borges describiera todas aquellas sociedades secretas imaginarias ni que imaginara universos de una complejidad alucinante que escondía mensajes trascendentales. Uno de los episodios más comentados en los países antiguamente comunistas es el de la quema de documentos por parte de los servicios secretos. Todos los espías del bloque comunista se pusieron a quemar lo que dieran abasto pero ¿qué pasó con lo que quedó?. Pues bien, el resto es de una utilización extremadamente complicada y problemática. La quema sólo fue el último capítulo en la preparación para la caída del imperio bolchevique. Mucho antes los servicios secretos ya habían comenzado a preparar informes falsos que mezclaban con los verdaderos, informes que comprometían a personas inocentes, a líderes de la oposición, etc. Sólo los miembros de la policía secreta saben hasta hoy como reconocer un informe verdadero y se dice que por eso todavía controlan el mundo de la política, gane quien gane las elecciones.
De la misma forma los miembros de sociedades secretas, sobre todo si eran heréticas, como supongo lo eran en su mayoría de una u otra manera debieron crear una multitud de pistas falsas que condujeran a callejones sin salida, de la misma manera llegaron a ostentar un poder enorme que quizás haya durado hasta hoy infiltrando todas las capas sociales donde se toman decisiones, y quién sabe, quizás también otras sociedades secretas.
Esta idea me surgió cuando veía un programa sobre el Opus Dei. Sus miembros numerarios parecen seguir una disciplina durísima. Escribá parecía conocer muy bien el funcionamiento de una logia masónica pues creó La Obra a su imagen y semejanza en muchos aspectos, sobre todo en lo concerniente a mantener en secreto la pertenencia. Quizás lo hizo para evitar ser infiltrado por otras sociedades secretas, pero ¿lo consiguió?.
Que mejor manera de sobrevivir y prosperar para una sociedad secreta perseguida por el poder que infiltrarse en otra apoyada por el poder. Si los vientos cambian y la apoyada se convierte en perseguida, la información que poseyera esa sociedad bisecreta estarían a salvo. Pero entonces cual no sería la cantidad y calidad de los símbolos, signos, pistas e indicaciones que servirían tanto par llevarnos a sus miembros como para alejarnos de ellos y de conocer sus intenciones.

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