31 jul 2009

11 de Septiembre 11 de Marzo. Al qaeda, Eta, Ira… La mercadotecnia del terrorismo. Pero, ¿qué es lo que venden? y ¿quién compra?

Quizás no suene muy correcto decir que los atentados terroristas son una forma de publicidad mediante la cual los grupos radicales pretenden vender un producto pero eso es exactamente la tesis que voy a defender a continuación. Como propaganda, los atentados terroristas, serían comparables en sofisticación a un vendedor de mercadillo golpeando una cacerola en medio del gentío para anunciar que tiene algo bueno, bonito y barato en oferta.
Uno dirá que lo que ofrecen los terroristas no es ni bueno, ni bonito ni barato puesto que los atentados generan una enorme cantidad de sufrimiento pero en eso están confundiendo el fin con el medio.
Al qaeda busca un reino en la Tierra sin influencias corruptoras occidentales y regido por las leyes sagradas del Corán. Si bien es cierto que para ello lo ideal sería destruir el mundo occidental. Puede parecer estúpido pretender tal fin poniendo bombas aquí y allí, matando ora 6000 personas, ora 200 o 50 pero tengamos en cuenta que en EEUU los atentados los llevaron a cabo sirios, siendo Siria el mayor socio comercial que tienen en África, hablo por supuesto de petrodólares, y muchos, muchísimos. En Madrid el atentado lo llevaron a cabo marroquíes, que constituyen el mayor contingente de inmigrantes en España, en Londres paquistaníes, ¿a que no imagináis cual es uno de los mayores contingentes de inmigrantes en Inglaterra?. A mi me parece evidente que el objetivo de Alcaida es a largo plazo, quizás a décadas pero lo que perseguían con los atentados era crear una animadversión en las sociedades occidentales hacia todo lo musulmán que obligara a los inmigrantes a volver a África cargados de odio hacia Europa y EEUU. Después el escenario sería la guerra del mundo cristiano contra el musulmán. Ambos contando con armas nucleares. Tras la victoria de los musulmanes y la aniquilación del mundo occidental la Sharia se impondría como ley en el mundo entero.
Eta también persigue, a su manera, un mundo ideal. Uno en el que Euskadi estaría poblado por una raza pura de felices Cromagnons que, contando con las increíbles riquezas naturales del futuro paisito, nadarían en la abundancia y se pasarían el tiempo libre levantando bolas de piedra, cortando troncos y practicando ancestrales bailes regionales, me refiero, por supuesto, a las microscópicas regiones del futuro Euskadi libre.
Lo que parece quedar claro con la estrategia de golpear la cacerola en medio del mercado es que, si bien llama la ateción, la gente no parece comprar el producto. Los atentados de al qaeda no han producido, hasta ahora, la enemistad buscada, si bien este grupo terrorista busca afanosamente armas nucleares con las que, incluso yo dudo que no consiguiesen lo que persiguen. Eta no ha acercado, en sus 50 años de actividad y casi mil muertos, a Euskadi a su independencia. Cualquiera con dos dedos de frente se dará cuenta de que si alguien ha conseguido progresos en ese sentido han sido los grupos nacionalistas pacíficos.
Las sociedades parecen ser capaces de absorver y disolver en su seno grandes caontidades de dolor. No hay que olvidar que Hitler bombardeó Londres sin piedad durante meses matando a 43.000 personas sólo en esa ciudad sin conseguir ni desmoralizarles ni hacer más fácil la invasión de la isla. Entonces, ¿por qué los terroristas siguen con esa táctica inútil?. Lo de Eta, Ira y otros parecidos es un misterio. Me da la impresión de que se trata de simple obcecación. Esos grupos cerrados deben funcionar como una secta en la que el odio se retroalimenta alimentándose de si mismo y en el que los integrantes del grupo han perdido el contacto con la realidad. Dado que la realidad intenta negar lo que el grupo defiende que es cierto lo que hay que hacer es cambiarla, mediante explosiones, causando muerte y dolor, cuanto más mejor. Pero la realidad es inexorable. Podemos ver como en Euskadi los grupos radicales han pretendido y, en algunos pueblecitos y barrios lo ha logrado, crear una realidad alternativa que pretenden expandir a todo el futuro paisito. De la misma manera Al qaida pretende eliminar la parte de la realidad que no les conviene, la socidedad occidental, par luego modificar la suya, el mundo musulmán, hasta conseguir el ideal.
Es como si el vendedor del mercadillo, cansado de aporrear la cacerola y en vista de que eso sólo sirve para atraer la atención momentáneamente, y que la gente, cuando ve lo zafio que es lo que intenta vender, se va, decidiera instalar sobre el mercadillo un gran altavoz, muy estridente, con el que obligar a todos a pasar por su puesto o a marcharse del mercado.