26 nov 2009

¿Salimos o no salimos de la crisis?

Solo el miedo puede evitar que salgamos.
El miedo a otra crisis puede, como todo aquel que conozca la bolsa sabe, por si solo desencadenar una pero hay razones y de mucho peso para que la economía suba como la espuma.
Que si las hipotecas subprime, que si los créditos ninja que si la manía de los bancos de fabricar dinero a base de deuda, etc. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que esta crisis la ha fabricado la estrechez de miras del sistema financiero que, lo queramos o no, esta compuesto de hombres y mujeres cuyas preocupaciones no incluyen el futuro de la humanidad sino el suyo propio y, mas concretamente, el de los próximos meses o quizás vagamente, el concerniente a la educación de los hijos, la jubilación, etc.
Se han alzado entre la multitud de quejas muchas voces de alarma advirtiéndonos que esto es solo en principio, que la verdadera debacle esta por venir.
Yo no estoy de acuerdo y voy a explicar porque.
Muchos han pasado por alto una de las razones principales de la bonanza económica anterior a la crisis. NO todo era debido a los productos financieros exóticos o a la especulación inmobiliaria.
Gran parte del progreso se debió a la implantación a escala mundial de redes tecnológicas integradas por ordenadores y teléfonos móviles principalmente que han ido incrementando a escala exponencial el nivel de interrelación entre las personas, las empresas y los gobiernos. La cantidad de información que circula por el mundo es inconmensurable. No estoy exagerando. Imaginemos un ejemplo. Digamos que desaparece internet y que volvemos a la época en la que solo había teléfonos fijos. Imaginemos que nuestro jefe quiere seguir manteniendo el mismo nivel de contacto que ahora mantiene con nosotros gracias al correo electrónico, SMS y móvil. Imaginemos que solo puede hacerlo escribiendo a maquina, de las de antes, y contratando a alguien para enviarnos esos papeles, por supuesto, nosotros también tendríamos que contestar escribiendo a maquina y dándole el papel al “cartero de la empresa”. Cuanto papel haría falta para suplir las necesidades de todo el mundo. A saber. Yo calculo que deforestar todas las selvas tropicales no nos daría ni para empezar. Y, cuantas personas tendrían que trabajar como “correo privado”, ¿que tal el 70% de la humanidad?
Todo ese grado de intercomunicación tiene que haber tenido un efecto increíble en la economía. Si consideramos que ese grado aumenta continuamente, que los ordenadores y teléfonos son cada vez más potentes y más rápidos, que las redes se hacen cada vez mas sofisticadas, hemos de esperar que esa influencia, indudablemente positiva sobre la economía, también vaya en aumento.
Yo digo que la crisis ha quedado atrás. Que la humanidad esta cambiando tanto que, en el futuro, las crisis tendrán que ver mas con la calidad y cantidad de información circulante que con las posesiones físicas y que esa humanidad será muy diferente a la que ha poblado la tierra desde que el homo sapiens salio de África.

13 nov 2009

Sociedades secretas dentro de sociedades secretas dentro de...

Cuando uno lee “El péndulo de Foucault” de Humberto Eco, las supuestas obras de Dan Brown extraordinariamente similares en argumento, personajes y estilo a las que años atrás escribiera Lewis Perdue o cuando uno se sumerge en el laberíntico y fascinante universo de Jorge Luís Borges se da cuenta de que esos tres célebres escritores, en su búsqueda de la verdad que la historia oficial esconde encontraron algo que les atrajo con un magnetismo tan poderoso que se convirtió en una obsesión. Ese algo es el mundo de las sociedades secretas, de los herejes escondidos o infiltrados en la Iglesia Católica.
No es extraño que Humberto Eco, un profesor universitario de semiótica, ciencia que estudia los signos, se interesara por esas intrincadas sociedades secretas dado que el lenguaje en el que se comunicaban, como bien revelan estos autores era y es uno de símbolos, de pistas verdaderas y falsas escondidas tras gestos inocentes como los que usan los masones para reconocerse y quizás de signos dados a entender en obras de arte, o grabados en lugares escondidos a los ojos del gran público. Tampoco es raro que Borges describiera todas aquellas sociedades secretas imaginarias ni que imaginara universos de una complejidad alucinante que escondía mensajes trascendentales. Uno de los episodios más comentados en los países antiguamente comunistas es el de la quema de documentos por parte de los servicios secretos. Todos los espías del bloque comunista se pusieron a quemar lo que dieran abasto pero ¿qué pasó con lo que quedó?. Pues bien, el resto es de una utilización extremadamente complicada y problemática. La quema sólo fue el último capítulo en la preparación para la caída del imperio bolchevique. Mucho antes los servicios secretos ya habían comenzado a preparar informes falsos que mezclaban con los verdaderos, informes que comprometían a personas inocentes, a líderes de la oposición, etc. Sólo los miembros de la policía secreta saben hasta hoy como reconocer un informe verdadero y se dice que por eso todavía controlan el mundo de la política, gane quien gane las elecciones.
De la misma forma los miembros de sociedades secretas, sobre todo si eran heréticas, como supongo lo eran en su mayoría de una u otra manera debieron crear una multitud de pistas falsas que condujeran a callejones sin salida, de la misma manera llegaron a ostentar un poder enorme que quizás haya durado hasta hoy infiltrando todas las capas sociales donde se toman decisiones, y quién sabe, quizás también otras sociedades secretas.
Esta idea me surgió cuando veía un programa sobre el Opus Dei. Sus miembros numerarios parecen seguir una disciplina durísima. Escribá parecía conocer muy bien el funcionamiento de una logia masónica pues creó La Obra a su imagen y semejanza en muchos aspectos, sobre todo en lo concerniente a mantener en secreto la pertenencia. Quizás lo hizo para evitar ser infiltrado por otras sociedades secretas, pero ¿lo consiguió?.
Que mejor manera de sobrevivir y prosperar para una sociedad secreta perseguida por el poder que infiltrarse en otra apoyada por el poder. Si los vientos cambian y la apoyada se convierte en perseguida, la información que poseyera esa sociedad bisecreta estarían a salvo. Pero entonces cual no sería la cantidad y calidad de los símbolos, signos, pistas e indicaciones que servirían tanto par llevarnos a sus miembros como para alejarnos de ellos y de conocer sus intenciones.